Mar.
Ser siempre Mar. Cargar en las cuencas el negro absoluto de sus profundidades;
absorber su vacío, su eco mórbido en las cuerdas bucales; ser espuma opaca.
Furia. Sal.
Fluir
errática. Siempre. Contenida en una
inmensidad de escarpas y arena. Fluir lánguida. Enervada. Tumultuosa. Ser Mar
en sus terribles consecuencias. En sus arrecifes de promesas rotas. Mar.
Latirme
en las venas la bravura de sus olas de escarcha. La nostalgia de sus costas
vencidas, de sus naufragios siniestros y ególatras; de su envidia del aire, la
tierra, la paz.
Mar.
Por siempre y para siempre Mar. El Mar de tu vacío y mi ausencia. El Mar de tu
amor hundido en las inquebrantables tinieblas. El de las olas profundas; de la
muerte abismal.
Ser
Mar para que en mi nombre se nombren todas las causas perdidas. Lleguen a mí,
en caudal lastimero, todas las lágrimas de Becquer y sus rimas. Ser Mar para no
naufragar.
Ser
Mar en tu muerte para inundar el fosa en que encuentres la paz.
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