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martes, 9 de septiembre de 2008

¿Qué haré el día que ya no pueda confiar en mí?

Olvídenlo, eso es blofear. –Confieso que realmente nunca he confiado en mí-. Al contrario, me da por encomendarme a las cosas buenas y maravillosas que tienen todas las existencias que no soy yo, en mí misma, pero que me pertenecen. -Es tan fácil colgar la esperanza en los percheros de las cosas inexplicables. -

Pero ese día habría de llegar. El trágico momento en que notara que viví a expensas de lo desconfiable, tomándolo, más que como verdad absoluta, como promesa inquebrantable de su eventual acontecimiento.

¿Qué hago si no puedo creer en mí? Si me quedo sin mis “fes”, y mis “algundías:” ¿En quien y por qué creeré? ¿Para qué me esforzaré en tener la más mínima esperanza de cualquier cosa? Qué digo esperanza… ¡SEGURIDAD! ¿A donde se me irán las certezas y las declaraciones fundadas en nada más que en la seguridad de su condición –hecho futuro de realización incierta-?

Qué pereza y qué desencanto.

Supongo que solo me queda… mmmmmmm… iba a decir “confiar” pero ¿Qué clase de cierre sería ese?


Paz
¿¿¿VES??? ¡No solamente de HOMBRES escribo!
.

2 comentarios:

Mercedez F. dijo...

"-Es tan fácil colgar la esperanza en los percheros de las cosas inexplicables. -" y que lo diga...

jaja, sí, por eso sigo aferrada a tantísimas cosas.

Pollini dijo...

si el final hubiera sido "confiar" sería una especie de desenlace muy optimista, y el optimismo no es lo tuyo


saludos y pásese por mi blog