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Unhateri
domingo, 20 de marzo de 2016
La síntesis
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miércoles, 4 de marzo de 2015
Te dejo
Llegué a ti con el corazón hinchado de un amor reivindicable, de todo el gozo que tenían mis años de ilusiones perpetuas. Navegué en tu marea con la esperanza de un Colón amordazado, con las llagas de una Juana de Arco canonizada.
Te amé. Te viví. Te morí incluso en más de 500 ocasiones. Estuve en cada uno de tus desquicios y sangré mi paz por combinar con tus inconsistencias. De mí no quedan más que las cenizas del amor con que te alfombré los pasos.
Hoy me veo las cuencas vacías, las palmas astilladas, el corazón colapsado. No me cabes ya en la desdicha, en la insuficiencia de tantos años, de tantos Estocolmos anudados en el ombligo. No tengo la fuerza necesaria para levantarme tras tus embates, soy el toro que se desangra a media plaza.
Que te rieguen la dicha las lágrimas que me escocen las mejillas; que te afirmen los pasos mis plantas sangrantes, mi rumbo errático de viuda de clóset, de madre sin hijos.
Me voy cargando el amor que no te fue bastante; arrastrando el sufrimiento que no valió ni una de tantas penas. Te dejo el recuerdo de todos los años, el dolor que no sentiste, las batallas que nunca lidiaste. Te regalo de mí lo que quieras: los desvelos inútiles, los favores que no te hacen falta, el apoyo que no mereces, al amor que no era tanto.
Te dejo mi insuficiencia, mi inseguridad de solterona prematura; te dejo mis sueños de cafés literarios, de familia en ciudades de provincia, mi trastorno obsesivo-compulsivo.
Te dejo el breve amor que fuiste, el extenso fluir de mis lagrimales; la eterna contracción de mi corazón ametrallado. Te dejo las valijas repletas de reclamos; el equipaje que no cargamos juntos. Te dejo. Por fin te dejo.
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lunes, 16 de febrero de 2015
Primer renglón
un hombre de anímicos desvelos;
que con incierto afán de sus anhelos
riega el basto jardín de mis dolores.
Ha sido mío en ilusorias realidades;
acompasado en mi lecho danzones subversivos;
seguido la ruta de mis deseos esquivos;
difuminádose presto ante mis debilidades.
Ha sido mi amor en papel y pensamiento;
bufón en mis ratos de desdicha innumerables;
último destino en la ruta de lo incierto;
primer renglón en mis secretos innombrables.
Es mi amor un eclipse en el otoño.
belleza que agoniza entre candor que convalece.
Aspiro al dolor aquél que no envilece
por ahogar la semilla antes del retoño.
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miércoles, 30 de julio de 2014
Piedad
Difícilmente me arrepiento del cariño que le guardo, aunque ya antes me haya quedado con la mano vacía, buscando su tacto. Me deja de nuevo con la soledad que es sólo mía; la soledad de la que nunca se ha enterado.
Supongo que el olvido es como la muerte: hay que llorar al que olvidó; y no salir del féretro de olvidado.
martes, 16 de julio de 2013
Camino de Acozac
Verte con los ojos de quien se ha resignado a la derrota; a la pérdida de todo lo absolutamente bueno. Verte con ojos de abismo, de nada postergada. Verte con el alma constreñida a lo irremediable de tu ausencia y sus implicaciones. Seguir el camino nuestro con la mano vacía; pasar las noches sin sueños, el tiempo sin años; batallar contra esta eternidad en la que te has convertido. Que no pasen por ti los estragos del tiempo. Eres una fuente inagotable de tragedias consumadas: de tu muerte todo es tragedia, todo es desgracia.
Voy a ti. A tu paraje terrenal de escombros y rosas; al manantial de las lágrimas que riegan tu recuerdo. -Ya habría que olvidarte, pero tú y yo sabemos que de ti podremos despedirnos, pero nunca alejarnos-. Voy a ti entonces. A la tierra en la que no estás, al aire que no respiras. Voy a incontinente. Voy a no olvidarte.
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domingo, 14 de julio de 2013
Vacío
domingo, 17 de febrero de 2013
Devastación
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martes, 22 de enero de 2013
Tres cabezas
sábado, 22 de septiembre de 2012
Permanencia
martes, 28 de agosto de 2012
Mar
miércoles, 22 de agosto de 2012
domingo, 20 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
A Adriana
Verla ella es como mirar a un espejo opaco, empañado, quebradizo. Es como escuchar golpeteos de alas murciélagas en las paredes de la memoria. [¿Son sus ojos los míos? ¿Es su amor el nuestro?]
Verla es como sangrar su dolor en mis palmas; tocar sus clavos, su corona de espinas en mi propia frente.
Verla a ella, a su disposición de cupido en primavera, es revivir el amor que enterró sueños en el cementerio de mi cadera; en la vacante mortuoria en medio de mis senos de escarcha. [¿Son sus plegarias las mías? ¿Es mi temblar su esperanza?]
Verla a ella es sufrir de nuevo el más feliz e impío de los idilios. La devoción más inicua que jamás se haya sentido.
Verla a ella y sus yemas rotas, su labios morticios por el choque de los besos amoroso y furtivo. [¿Será su destino el mío? ¿Es mi desamor su duelo?]
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