Hoy, como muchos otros días, mi Libro en turno, mi aparatitoparaescucharmusicaconnombreextranjero, y yo decidimos ir a tomarnos un café.
Estabamos los tres disfrutándo apaciblemente de nuestra perfecta compañía, cuando dos conocidos míos, en distintos momentos, nos molestaron preguntándonos qué hacíamos en ese lugar, con quién estábamos, y por qué.
- ¿Qué haces?
Estabamos los tres disfrutándo apaciblemente de nuestra perfecta compañía, cuando dos conocidos míos, en distintos momentos, nos molestaron preguntándonos qué hacíamos en ese lugar, con quién estábamos, y por qué.
- ¿Qué haces?
*Corto flores en una verde pradera mientras corro con mi cabellera y mi vestido blanco al viento, compa, ¿Qué parece?
- Leo, escucho música, y tomo café
- Leo, escucho música, y tomo café
- ¿Y con quienes vienes?
*Con una hueste de ángeles y amigos imaginarios que en este momento te miran hostilmente y estan dispuestos a descargar la ira divina sobre tu humilde persona.
- Sola
- Sola
- ¿SOLA?
*Además de Perspicaz, ¡SORDO!
- Sí, sola. ¿Por qué?
- Sí, sola. ¿Por qué?
- Ah... no... nomás... por nada... -Inserte cara de desconcierto aquí-
*Eso pensé , ahora, ¡Aléjate! ¬¬
¿Por qué son todos tan extraños? No comprendo por qué les resulta tan incomprensible un placer tan sencillo como ese; o el hecho de que haya diversión y regocijo en actividades distintas a las tan superfluamente realizadas por ellos.
Pero bueno, supongo que los mortales son para verlos desde las alturas, y no para entenderlos.
Paz
.