
Nos hemos convertido en un par de seres asquerosos. Míranos, nadando entre la basura y los fetiches de todos –de aquellos que alguna vez llamamos mortales.-
Hemos aprendido a amar la podredumbre y la inmundicia; las patas de los bancos; las manchas de aceite en el boulevard.
Nos hemos convertido en la cúspide de la degradación misma; ambos mendigando cariño en las puertas equivocadas; escupiendo incoherencias solemnemente para tranquilizar nuestras conciencias de calle y arrabal.
Y hemos disfrutado de contar las larvas de nuestras heridas y cantarles nanas para alentarlas a crecer. Hemos disfrutado el olor a desechos que expiden nuestras manos, la porquería de la espera, el sabor a mierda de la infelicidad.
Nos hemos mezclado entre todo, llegando a confundir los jazmines y las ratas, buscando esperanzas desechables desechadas, listas para reciclarse a pesar de su excrementicia reacción al paladar.
Aprendimos a desintegrarnos a través de milenios, a infectar los mantos acuíferos, a fomentar el calentamiento global. Mi bien, viviendo ahora descompuestos tenemos como techo la eternidad..
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