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domingo, 9 de agosto de 2009

Antes de que se enfríe


Voy a hacerlo ahora, antes de que se enfríe.

Es sabido por todos, -y si no, no importa- que he estado en un bache emocional por mucho tiempo ya. Ese bache me tiene harta, y aunque no lo crean, me he cansado de ser “como soy,” o como muchos me conocen.

Un buen día me levanté con la intención de ceder. De dejar lo que tenía dentro por la paz, y empezar a vivir la vida de la forma en que se debe. Para eso debí tomar medidas estrictas, dolorosas, y necesarias, que posteriormente rindieron el mejor de los frutos, -hasta que alguien echó a perder mi diabólico plan, y tuve que empezar casi desde cero-.

Entre toda esta serie de acontecimientos, un día me descubrí lista para vivir. Con el corazón en la mano y la fe colmada, hice una serie de peticiones, esperando ser escuchada. Y ¿Adivinen qué? Lo fui. Dias después de mi apertura al mundo, una amiga llegó a mí con una –de entrada- trágica noticia, que cinco minutos después se convirtió en la liberación más grande que he sentido en mucho tiempo. Ahí me tienen al día siguiente dando gracias al universo por prepararme el camino hacia la felicidad. Probablemente mis palabras sean muy parcas, y no puedan los lectores apreciar las lágrimas de felicidad que llegaron a mis ojos. Estoy tan llena de vibra buena, que es increíble. Siento que un velo denso y pesado se corrió de delante de mis ojos para dejarme ver la luz. Una carga insostenible se separó de mis hombros. ¡Dios! –sí. Dios!- Gracias. Con la boca llena de alegría, el corazón de paz, la esperanza de positivismo, y los ojos de lágrimas: Gracias. Simple y llanamente Gracias.

A ti no tengo nada más que desearte –pues te lo he deseado todo.- Al abrazarte –sin amor- te he dado toda la energía que puedo darte. Gracias por tu amor, -aquí está, te lo devuelvo con intereses-. El dolor también, cubrió su función en mí, -ya no me sirve-. El amor que te tuve es también para ti, que te sirva en la forma en que pueda servirte.

Que el destino nos lleve a donde nos deba llevar.


-Al salir de tu casa, no miré para atrás-

1 comentario:

Octavio Aguirre dijo...

Ovación de pie al último párrafo.