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domingo, 16 de agosto de 2009

Comenzar es siempre lo más dificil

Comenzar es siempre lo mas dificil. Aun peor que intentar encasillar en un nombre, cientos y cientos de palabras entremezcladas estruendosamente. Escoger un tema tambien es duro. Querer hablar concreto, detallado, resumido o amplio… con sarcasmo, con dulzura, con sinceridad. Luego, pensar las frases de cada cierre. Querer rematar cada estrofa como si fuese la estocada final en la fiesta brava de los versos. Un poema en cada tomo del poema. Una historia concreta; una frase de almanaque; una obra maestra entrañable y perdurable que embeba de nuestro perfume al pobre y desprevenido lector. Y después la autocompasión. -Si mis letras no son buenas, tampoco lo son del todo malas-. Tal vez algun día sea respetada como la diosa de las estrofas baratas, y mis admiradores ciegos e insensibles enciendan veladoras en mi honor. -O tal vez solo me coman los gusanos, y mis letras se desgasten una tras otra sin compasión-. Luego la soledad. El vacío. El oscuro silencio de la pluma recien torturada; tibia todavía su sangre y tembloroso su cuerpo aun. Vacio. Silencio. Soledad agobiante que devuelve al poeta a la realidad. No hay mares de lágrimas, princesas con boca de fresa ni seminaristas de oscuro mirar. Hay soledad, y tinta. Hay tinta y soledad. Otra amargura vendrá. La tristeza es el diesel del poeta. La agonía es el premio del doctor. La amargura tendrá su tributo de hoja y lágrimas. El alma marchita del que escribe se entregará en vehemente orgia espiritual. La sangre de sus manos y el ácido de sus lágrimas materializarán las pasiones mas oscuras, y las alimentarán. El poema cobrará vida y exigirá tributos excelsos, y el alma y nombre del poeta a sus pies yacerán. La espiral es instintiva y natural.
...pero claro, lo mas difícil es siempre comenzar.

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