Yo no podría, jamás, medir los amores.
Erigirme como quien más le ha querido;
Condenarle como quien poco me amó.
No podría, por nada,
Atreverme a ser el amor de la vida;
Jurarle amor eterno e imprescriptible;
Saberle último, nombrarle infinitud.
No me arriesgaría
A jurar ante algún bezo
Que he vivido todo y que con placer moriría.
No me tragaría
Cuentos de eternidades
Sueños blancos,
y dorada paz.
No querría, -supongo-,
Dudar que hay amor que siglos dura,
Para no darme cuenta, de fe desnuda,
Que lo he tenido todo
Excepto plenitud.
.
2 comentarios:
De aquí en detrás son pocos los textos que capto con totalidad.
De aquí en detrás son pocos los textos que no me han deleitado, siquiera en los extremos de mi torpe entendimiento.
Le mando un saludo, maestra de primaria.
Algún día descifraré sus noescrituras en estas pistas tan cautivadoramente centinelas.
Plenitud fue.
Publicar un comentario