
Hoy debería de estar hablando incansantemente de él y sus manos deformes. Describiendo cada uno de sus audaces movimientos, desmenuzando las risas y destilando los “a-a-a-a.”
Debería tener una crónica pormenorizada de la vertiginosa travesía; una memoria fotográfica y una marca en el cuello de la cual hablar.
Sin embargo yo sólo tengo el exilio de su nombre en mis labios; la amnesia somnolienta en mis desvíos rondando; y en inconmensurable estima mi garganta y su integridad.
Debería tener una crónica pormenorizada de la vertiginosa travesía; una memoria fotográfica y una marca en el cuello de la cual hablar.
Sin embargo yo sólo tengo el exilio de su nombre en mis labios; la amnesia somnolienta en mis desvíos rondando; y en inconmensurable estima mi garganta y su integridad.
Pero por eso yo...
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1 comentario:
por eso usted no habla...
(y quiza tampoco sepa nada de manos)
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