Ese hombre me aterroriza. Causa en mí una impresión tan grande, que me obliga a prender la luz a mitad de la noche para exorcizar su rostro de mis pesadillas. Me trae dando vueltas por la geografía de las sábanas, y me horroriza el poder que tiene para partirme el sueño en todos los fragmentos de los que es capaz su voz.
Me sobrecoge. ¡Me aterra! Puede llevarme a la mortandad del vulgo con una sola flexión del índice de su diestra; y volverme una mujer tan despreciablemente ilusionada, capaz de sepultar descanso y primacías para soñar con su amor.
Tiene su nombre embrujo tan grande, que es capaz de secuestrarme la voz para alabarle circunstancias y coincidencias; y llevarme al borde del llanto solamente por no entender el amor.
¿Cómo no puede temérsele a ser tan horrorífico y espeluznante? Dueño de poderes paganos hechizantes y de fuerzas sobrehumanas, que desarman a los seres como yo.
¡Temerosa! ¡MORTAL! ¡Presuntivamente enamorada! Confinada al rincón seguro que me da el mutismo y me quita su mirada, tan mujer y tan niña, tanto gozo y terror.
Ese hombre. Su voz. Su piel. Su mirada. ¡Qué temor tan absurdo, y qué desesperanza tan magna! ¡Qué terror tan augusto! ¡Qué afable penar!
Me sobrecoge. ¡Me aterra! Puede llevarme a la mortandad del vulgo con una sola flexión del índice de su diestra; y volverme una mujer tan despreciablemente ilusionada, capaz de sepultar descanso y primacías para soñar con su amor.
Tiene su nombre embrujo tan grande, que es capaz de secuestrarme la voz para alabarle circunstancias y coincidencias; y llevarme al borde del llanto solamente por no entender el amor.
¿Cómo no puede temérsele a ser tan horrorífico y espeluznante? Dueño de poderes paganos hechizantes y de fuerzas sobrehumanas, que desarman a los seres como yo.
¡Temerosa! ¡MORTAL! ¡Presuntivamente enamorada! Confinada al rincón seguro que me da el mutismo y me quita su mirada, tan mujer y tan niña, tanto gozo y terror.
Ese hombre. Su voz. Su piel. Su mirada. ¡Qué temor tan absurdo, y qué desesperanza tan magna! ¡Qué terror tan augusto! ¡Qué afable penar!
Hasta aquí te escribo.
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3 comentarios:
Ten miedo de mí, tiembla mucho de miedo. Dijeron por ahí alguna vez en alguna radio, en algún soñar.
A mí no me gustan las pesadillas, es como ser víctima de uno mismo.
En su caso, al menos puede descansarse en la cuestión del 'tú, otro'. Y sálvese quien pueda.
Rockzone, dijo alguien. Fuga, le respondió el aludido.
Salud!
la única razón de que no comente
nada cada vez que te visito (que es
bastante seguido) es que siempre
me dejas sin palabras..
ya no fuimos a la santanera a ver
como le sacas brillo a la pista
yo realmente quería
bueeeeeno pues saludos y nos vemos
muy pronto espero
Mercedes, si MERCEDES
Anónimo... Quién será?
Total, así pasa Marta, y lo que no te mata, te fortalece...
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